Pese a los varios intentos de descentralizar la administración del país, no se ha podido lograr la anhelada DESCENTRALIZACIÓN NACIONAL, pues hay poderosos intereses, fuerzas y creencias que la impiden desde los lejanos tiempos de la colonización hispánica. La cultura geopolítica limeña fundada y formada con las herencias del virreinato y las élites oligárquicas aún perviven en la capital peruana, ya que siempre los limeños han creído que Lima es el Perú y llaman a España como su madre patria. Y recientemente, lo ha dicho el actual alcalde de Lima.
Romper esa cápsula del aferrado limeñismo costará mucho, ya que los gobiernos y sus políticas siguen las enseñanzas de aquella herencia clasista propia de una escuela CENTRALISTA, MARGINADORA, RACISTA, EGOÍSTA Y DESPECTIVA de las provincias a quienes consideran los apestados del sistema y del modelo gubernamental. Por el momento, no hay esperanzas de que los capitalinos cambien su modo de ver, pensar, interpretar, construir y desarrollar una nación nueva DESCENTRALIZADA O REGIONALIZADA con autonomías administrativas plenas.
Felizmente, en el proceso natural de evolución y cambios, varios líderes de las 24 provincias peruanas vienen reaccionando ante el olvido, la marginación, las imposiciones fácticas, los criterios y visiones equivocadas, y yo percibo que va naciendo una CULTURA PROVINCIANISTA GENUINA en las mentes de una nueva generación de jóvenes. No dudo, y espero que renazca sentimientos y conocimientos de cambios revolucionarios, que devuelvan el derecho a forjar un destino con mayor bienestar y justicia para los más de 20 millones de provincianos que viven en costa, sierra y selva, territorios con grandes bondades principalmente en recursos naturales.
A las provincias peruanas les corresponde revalorar sus capacidades y habilidades autónomas para construir un futuro mejor con sus propias manos, mentes y saberes. El futuro está con ellos y se que esa vía es posible.
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